La producción de alimentos es un proceso complejo que implica el seguimiento y la gestión cuidadosa de las materias primas, las cadenas de suministro, los precios del mercado y mucho más. El acceso a datos inteligentes permite a los productores de alimentos planificar de forma inteligente y optimizar sus procesos de producción, lo que les permite producir las cantidades necesarias de forma más barata y respetuosa con el medio ambiente. Pero estos datos también pueden utilizarse para crear flujos de ingresos adicionales para los productores, algo que demostrarán este año los miembros de un consorcio de investigación dirigido por el catedrático de informática empresarial Wolfgang Maaß, de la Universidad del Sarre, y el Centro Alemán de Investigación de Inteligencia Artificial (DFKI). En su proyecto de investigación "Evarest", el equipo convierte los datos patentados en una mercancía con la que se puede comerciar de forma segura sin revelar la propiedad intelectual ni los secretos comerciales.

¿Cómo será la cosecha de granos de cacao o de fresas del próximo año? ¿Cuándo debemos hacer un pedido y qué cantidad debemos comprar? ¿Cuántas salchichas se venderán en noviembre? ¿Cómo van a evolucionar los precios de los cereales, el aceite de oliva o la carne y qué cantidades van a estar disponibles y cuándo? Los productores de alimentos que tienen respuestas fiables a estas preguntas pueden anticipar la demanda futura y planificar su capacidad de producción con mayor precisión. Esto puede significar, por ejemplo, controlar los volúmenes de producción para evitar la sobreproducción en determinadas épocas del año.

La producción de alimentos genera grandes cantidades de datos, muchos de los cuales no se han utilizado hasta ahora. Esos datos representan un capital sin uso. Con nuestra plataforma de datos podemos identificar y establecer relaciones entre conjuntos de datos de producción. Una vez enlazados, analizados y evaluados estos conjuntos de datos, pueden ofrecer recomendaciones concretas de actuación siempre que haya que tomar decisiones clave sobre la producción", explica Wolfgang Maaß. Si bien los conjuntos de datos individuales son esencialmente columnas de números y tienen poco valor predictivo, cuando se toman en conjunto esta vasta base de datos puede ofrecer valiosas perspectivas operativas. El objetivo de este ejercicio no es revelar secretos industriales legítimamente confidenciales ni los conocimientos técnicos operativos que hacen que un producto sea único. Los datos que utilizamos son datos operativos anónimos del tipo que se acumulan durante la producción, como los datos de los sensores, la información estadística o los datos sobre cantidades o volúmenes", afirma Maaß.

Maaß ve un enorme potencial en estos datos, sobre todo en lo que respecta a su uso para combatir la sobreproducción y ayudar a alcanzar los objetivos climáticos. La producción de alimentos genera casi un tercio de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Al mismo tiempo, cada año se destruyen millones de toneladas de alimentos. Esto perjudica al clima y provoca un aumento de los costes. La planificación predictiva de la producción basada en datos ofrece a los productores la oportunidad no sólo de invertir en su imagen pública, ahorrar costes y generar ingresos mediante la producción de datos, sino también de proteger el clima", explica el profesor Maaß.

Mediante la creación de un mercado de datos, Maaß y su equipo de investigación quieren utilizar este nuevo nivel de transparencia de los datos para crear fuentes de ingresos adicionales para los productores y fabricantes. Las empresas conservan la propiedad y el control de todos sus datos, pero pueden utilizar la plataforma Evarest- para ofrecer algunos de sus datos a la venta a terceros. Con transacciones diarias que ascienden a miles de millones de dólares en los mercados internacionales de bienes y materias primas, el valor de estos productos de datos es correspondientemente alto", afirma Maaß. Los contratos electrónicos proporcionan seguridad jurídica en cuanto a qué y cómo se pueden utilizar los datos, de modo que los datos propiedad de cada productor están protegidos contra el uso indebido y contra la utilización o transmisión inadvertida.

Queremos ayudar a que los datos alimentarios adquieran su propio valor intrínseco y se conviertan en una mercancía comercializable", explica el profesor Maaß. Las empresas que ponen sus datos a disposición de la plataforma Evarest no sólo pueden transformar los datos de producción en una fuente adicional de ingresos, sino que también pueden ayudar a construir un sistema que beneficie a todas las partes interesadas. Cuantos más datos tengamos disponibles, más eficaces serán los procesos de producción y transporte, y también podremos explorar y analizar el potencial del mercado y descubrir con antelación cualquier limitación o barrera que pueda existir en el mismo", afirma Maaß.

La plataforma de datos que ha desarrollado el equipo de investigación permite a los productores de alimentos recuperar información basada en hechos y específica del sector. La sinopsis y las recomendaciones generadas por el sistema proporcionan a los usuarios una serie de parámetros que pueden ajustar para optimizar sus procesos de producción. Cuando un productor se interesa por una cuestión concreta, la plataforma recurre a un amplio abanico de datos procedentes de diversas fuentes relevantes, como, por ejemplo, los datos de los sensores de las propias operaciones de fabricación y transporte del productor, datos generales como las previsiones meteorológicas o los índices de precios, y datos de plantas o equipos de otras empresas. Gracias a la inteligencia artificial, los algoritmos de aprendizaje automático y la tecnología digital, los datos se procesan y relacionan automáticamente, lo que implica analizar los datos de producción de una empresa concreta, compararlos con los de otros productores y combinar los resultados con los de otros análisis.

El proyecto de investigación "Evarest" ha recibido 2,3 millones de euros de financiación a través del programa tecnológico "Smart Data Economy", patrocinado por el Ministerio Federal de Economía y Energía de Alemania. El consorcio de investigación que participa en el proyecto está formado por el Centro Alemán de Investigación en Inteligencia Artificial DFKI, la Universidad del Sarre, la empresa de software empresarial Software AG, el Instituto de Gestión Industrial (FIR) de la Universidad RWTH de Aquisgrán, la consultora de información sobre mercados agrícolas Agrarmarkt Informations-Gesellschaft AMI y el fabricante de chocolate Lindt & Sprüngli AG. Los socios son el Instituto Alemán de Tecnologías Alimentarias (DIL) y la Federación de Industrias Alemanas de Alimentación y Bebidas (BE).

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